Sobre mi

Laila, redactora y vagabunda del Dharma,
dejo escurrir el resplandor del cosmos,
me expando hacia las diez direcciones
para encontrar mi significado profundo
en cualquier sitio.
¿Quien se atreve a definirme?
soy aquella que nunca duerme.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Emociones de segunda mano


Mientras Julieta se lava los dientes con un dedo, cara a cara con élla misma ante el espejo del baño, se pregunta cuántas veces más puede estar de nuevo en esta situación.
Marcos se cambia en la pieza; mientras sube el cierre del jean, se mira en el espejo del placard. Una mirada tan simple, aprobadora, como si se dijera así mismo “ah, ya llega la primavera”.
Marcos y Julieta, están en pareja. Marcos y Julieta, no tienen sexo hace, por lo menos, un año. No se besan en público. En privado tampoco…
Julieta sale del baño, Marcos de la pieza, en el pasillo se dirigen una mirada rabiosa, la átmosfera está envenenada, el aire es frío y está paralizado, producen un tenso espasmo; no hay indicación de salida en ninguna parte. Suena el teléfono, Marcos baja las escaleras precipitadamente, como si temiera a la peste.
Julieta, lo quiere retener, le gustaría decirle que no lo ama, que hace tiempo dejó de hacerlo, que quiere mudarse y no verlo más. Se contuvo. Gran error. Escucha el ruido de los pies de Marcos, que se arrastran.
Marcos y Julieta, están agradecidos hasta del más pequeño acontecimiento que les impida preguntarse por qué siguen juntos.
Ninguno de ellos está satisfecho; ninguno de los dos llega al grado de perfección que se han impuesto a sí mismos.
La relación, es una forma fina de tortura auto-impuesta. El arte consiste en llegar hasta las últimas consecuencias. Sostienen su odio, todo se soporta gracias al convencimiento de que algo ocurrirá, un milagro que vuelva la vida tolerable.

Laila

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