Sobre mi

Laila, redactora y vagabunda del Dharma,
dejo escurrir el resplandor del cosmos,
me expando hacia las diez direcciones
para encontrar mi significado profundo
en cualquier sitio.
¿Quien se atreve a definirme?
soy aquella que nunca duerme.

lunes, 7 de diciembre de 2009

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Breve, florida y turbulenta visita, después de una semana de Edén con lover-boy.
Caras conocidas: Madre, el telefono es una prolongación de su oído, habla gritando, no escucha, se queja, repite, se ríe histerica, se vuelve a quejar, deja la tele al mango, se enoja, sigue al telefono (a veces creo que está desconectado) .Mi intolerancia, su pesadez, mi ansiedad, su capacidad increíble para fastidiarme. Soy parca, ella monologa. La saludo impersonal, como si fuese un vecino, en definitiva, lo que confirma que soy un paria: digo un “hola entre-dientes” y levanto la cabeza como la última columna de algún templo en ruinas, me quedó parada y muda en el medio la habitación desierta.
Jamás es excusable ser malo, pero hay cierto mérito en saber que uno lo es.
Miro sus ojos cansados, el maquillaje corrido, la insatisfacción de siempre, la queja, la victimización.La miro.
Y sonrío y me callo porque tomo conciencia de que lo que no nos gusta de los demás, es lo que no nos gusta de nosotros mismos.

Laila

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