Sobre mi

Laila, redactora y vagabunda del Dharma,
dejo escurrir el resplandor del cosmos,
me expando hacia las diez direcciones
para encontrar mi significado profundo
en cualquier sitio.
¿Quien se atreve a definirme?
soy aquella que nunca duerme.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Monstrua


No sabrán comprenderme, me tachan de loca, de degenerada. Tal vez tengan razón.
Soy una monstrua y no me avergüenzo de eso. Soy salvaje. Ronco. No ronroneo como un gatito, el sonido es el de un serrucho oxidado cortando madera seca. Soy una mina inquieta, insatisfecha. Hoy puedo considerarme una cínica creyente o una atea crédula. No soy tan copada. Y, sin embargo, me siento bien. Nadie es lo que suponía que iba a ser. Es normal.
A veces pienso que ser divina está sobre-valuado, y en mi conversación mental me pregunto: ¿divina para quién?
El ego es un ente falso. Ser divina el 99% de las veces no es real, es ego. Y el ego es la bestia pop.
Tratar de ser divino siempre, es una lucha negativa porque, en cuanto estamos solos, nos desplomamos como marionetas huesudas de hilos cortados: lo falso comienza a desprenderse y aparece lo real: mal humor, desaliento, pelos enredados y ojeras violetas.
Hay que dedicar más energía al amor: propio, fraternal, de pareja, en todos sus envases y tamaños.

Laila

1 comentario:

  1. Voto por el cavado hecho pero no perfecto! Voto por el grano sin angel face! Voto por las palabras dichas a tiempo sin miedo! Por los Michelines que salen sin tener que contener la respiración. Voto porque seamos infinitamente realessssss! Satisfechas de ese defecto que nos hace únicas y únicos! Libres, felices y con ese aliento que mataría a un perro en la mañana! Te quiero Lai

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